Un grupo de guardias Misak bloqueó vías principales en el centro de Bogotá, afectando el tránsito de miles de ciudadanos y generando daños en el sistema de transporte público. Los manifestantes exigen al Gobierno el cumplimiento de acuerdos previos y mejores condiciones de vida.
En la mañana del miércoles 3 de abril, Bogotá vivió una jornada de intensa congestión en el centro de la ciudad debido a las manifestaciones de miembros de la comunidad indígena Misak, quienes bloquearon la carrera 10 con calle 10 y otros corredores estratégicos, afectando gravemente la movilidad y el funcionamiento del sistema de transporte público.
Los manifestantes, en su mayoría guardias indígenas, interceptaron buses del SITP y TransMilenio, a algunos de los cuales les pincharon las llantas o rompieron vidrios, según reportaron autoridades distritales y medios locales. Las rutas troncales del sistema fueron suspendidas temporalmente en esa zona, lo que generó un efecto dominó en la movilidad de miles de usuarios y en las vías alternas del centro de la ciudad.
La Secretaría de Movilidad, a través de sus canales oficiales, recomendó desvíos y el uso de rutas alternas, mientras unidades del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) intervinieron para restablecer el orden. La intervención policial desencadenó enfrentamientos esporádicos con los manifestantes, elevando aún más la tensión en el centro histórico.

Desde la Plaza de Bolívar: exigencias y tensiones acumuladas
Las protestas no fueron espontáneas. La comunidad Misak permanece asentada en la Plaza de Bolívar desde hace varias semanas. Su presencia en Bogotá responde a un reclamo reiterado al Estado colombiano por el cumplimiento de acuerdos históricos relacionados con tierras, educación, salud, derechos culturales y protección de líderes sociales.
Según voceros del movimiento, el gobierno nacional y la administración distrital han incumplido compromisos firmados desde administraciones anteriores, lo que ha generado un acumulado de frustraciones. «Estamos aquí porque no nos escuchan en nuestros territorios», afirmó uno de los líderes Misak durante una rueda de prensa improvisada frente al Capitolio.
En días anteriores, las comunidades habían realizado plantones y reuniones pacíficas, pero el 3 de abril escalaron las acciones como medida de presión ante lo que consideran indiferencia institucional.

¿Respuesta a las declaraciones del Ministro Benedetti?
Una de las hipótesis que ha cobrado fuerza es que la radicalización de la protesta fue una reacción directa a las declaraciones del Ministro del Interior, Luis Fernando Benedetti, quien días antes habría cuestionado la legitimidad del asentamiento Misak en la Plaza de Bolívar, insinuando que no representaban a toda la comunidad y que estaban “politizando” la lucha indígena.
Estas palabras provocaron indignación en los manifestantes, quienes consideran que se trata de una estrategia para dividir y deslegitimar su presencia en Bogotá. Diversos sectores de la sociedad civil han expresado preocupación por el trato que reciben las comunidades indígenas movilizadas, recordando que sus luchas tienen raíces históricas profundas.

Postura de la Alcaldía y perspectiva institucional
La alcaldía de Bogotá, encabezada por el alcalde Carlos Fernando Galán, ha mantenido una postura de diálogo frente a las comunidades indígenas. Sin embargo, en esta ocasión, desde la administración distrital se rechazaron los actos de vandalismo y se hizo un llamado urgente a evitar las vías de hecho. “Entendemos sus demandas, pero no se puede justificar la afectación a miles de ciudadanos que también tienen derechos”, declaró el secretario de Gobierno, Gustavo Quintero.
La administración distrital activó un equipo de mediación con la Alta Consejería para los Derechos de las Víctimas y el IDIPRON, buscando canales de resolución pacífica al conflicto. No obstante, hasta el cierre de esta edición, los representantes del Gobierno Nacional no habían hecho presencia directa en el punto de protesta.











Deja una respuesta