Advertisement

Petro y la Consulta, una jugada estratégica que sacude el tablero político

El presidente Gustavo Petro anuncia la posibilidad de una consulta popular para destrabar su reforma a la salud. ¿Estrategia magistral, medida desesperada o un movimiento para mantener viva la agenda política?

El presidente Gustavo Petro, en un giro inesperado, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de convocar una consulta popular para salvar su reforma a la salud. Este mecanismo, poco utilizado en la política colombiana, implicaría someter directamente a la ciudadanía la aprobación de la reforma, esquivando así los bloqueos legislativos que han impedido su avance en el Congreso. Pero más allá de la viabilidad jurídica y operativa, el anuncio es, en sí mismo, un golpe estratégico con múltiples lecturas.

Petro, un líder político sagaz y con un instinto agudo para la confrontación política, no solo busca una salida a su reforma insignia, sino que también mantiene viva la movilización popular, una herramienta clave de su gobierno. El anuncio genera presión sobre el Congreso, particularmente sobre la Comisión Séptima del Senado, donde el debate de la reforma sigue empantanado. Si logra inclinar algunos votos a su favor con esta advertencia, podría evitar la consulta y hacer avanzar el proyecto sin recurrir al complejo proceso electoral.

Un Congreso en Tensión Permanente

El enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Congreso ha sido una constante en la administración Petro. Las reformas estructurales propuestas por su gobierno han enfrentado una férrea oposición y una fragmentación dentro de su propia coalición. La reforma a la salud, en particular, ha sido blanco de fuertes críticas y resistencias, con el Senado convertido en un obstáculo difícil de superar.

La Comisión Séptima se ha convertido en un campo de batalla clave. La advertencia de Petro sobre la consulta podría modificar la correlación de fuerzas dentro de esta comisión, llevando a que algunos senadores reconsideren su postura ante el riesgo de que la ciudadanía tome una decisión directa en las urnas. En el pasado, el Congreso ha demostrado que puede reaccionar ante la presión externa, y este puede ser otro de esos momentos.

Un Camino Lleno de Obstáculos

Sin embargo, la consulta popular enfrenta retos enormes. Para empezar, la redacción de las preguntas es un desafío técnico y político mayúsculo. Deben ser claras, imparciales y comprensibles para la ciudadanía, pero al mismo tiempo deben estar diseñadas de manera estratégica para lograr el objetivo del gobierno. Un error en la formulación podría hundir la iniciativa antes de que arranque.

Otro obstáculo es el umbral de participación. Para que la consulta tenga validez, se requiere una votación de al menos el 50% del censo electoral, lo que equivale a más de 12 millones de votos, una cifra superior a la que llevó a Petro a la Presidencia. En un país con altos niveles de abstencionismo, lograr esa cifra sería una hazaña titánica.

Además, la creciente desconfianza en el gobierno, alimentada por escándalos y errores administrativos, podría jugar en contra de la convocatoria.

¿Estrategia Electoral Anticipada?

Más allá de la reforma a la salud, la consulta podría convertirse en una herramienta de movilización política de cara a las elecciones de 2026. Petro entiende el poder de la narrativa y de mantener a su base en estado de movilización permanente. Incluso si la consulta no se lleva a cabo, el solo hecho de plantearla ya reaviva el fervor de sus seguidores y mantiene la agenda política centrada en su gobierno.

El ministro del Interior, Armando Benedetti ha dejado claro que ahora sí «van a hacer política«. Benedetti, conocido por su estilo directo, ha afirmado que la oposición «dio papaya» al bloquear la reforma, dándole al gobierno una excusa perfecta para convocar al pueblo y medir fuerzas en la calle. La consulta no solo es un mecanismo democrático, sino también una movida maestra de estrategia política.

Las Lecciones del Pasado

Colombia ha tenido consultas populares con resultados diversos. En 2018, la Consulta Anticorrupción obtuvo más de 11,6 millones de votos a favor, pero no alcanzó el umbral necesario para ser vinculante. En 2003, el referendo promovido por Álvaro Uribe fracasó estrepitosamente, con solo una de sus preguntas aprobada por los votantes. En contraste, el plebiscito por la paz en 2016 sí alcanzó el umbral, pero fue sorpresivamente derrotado con un 50,2% de los votos en contra.

Estos antecedentes muestran que la consulta es un arma de doble filo, puede ser una muestra de respaldo popular o un duro golpe político si el resultado no es el esperado.

El Papel de las Movilizaciones

El gobierno ha convocado a marchas para el 18 de marzo en defensa de sus reformas. Estas movilizaciones serán un termómetro clave para medir la capacidad del petrismo de movilizar a su base en un momento de desgaste gubernamental. Una participación masiva podría fortalecer la idea de la consulta y enviar un mensaje contundente al Congreso. Un fracaso en la convocatoria, por el contrario, podría debilitar la estrategia y dejar al gobierno con menos margen de maniobra.

¿Quién Gana y Quién Pierde?

Si la consulta se realiza y el gobierno gana, Petro lograría una victoria política que podría reconfigurar su relación con el Congreso y darle nuevo impulso a su administración. Pero si pierde, el golpe sería devastador, pues significaría que su propia base le ha dado la espalda.

Si la consulta no se realiza, pero el solo anuncio logra destrabar el debate en el Congreso, Petro habría logrado su cometido sin necesidad de arriesgarse a las urnas. En este escenario, la presión sobre los legisladores podría hacer que algunos votos cambien y la reforma a la salud sobreviva en el Legislativo.

Una Jugada de Alto Riesgo

La consulta popular es una apuesta arriesgada. Puede ser el impulso que necesita el gobierno para revivir su reforma o un búmeran que termine debilitándolo aún más. La historia muestra que este mecanismo no garantiza victorias y que el umbral de participación es un obstáculo formidable. No obstante, Petro ha demostrado ser un estratega político que entiende el valor del conflicto y la polarización como herramientas de movilización. Su anuncio no solo busca destrabar una reforma, sino también mantener a su base en pie de lucha y colocar la agenda pública en sus términos. Si logra que el Congreso ceda antes de llegar a la consulta, habrá ganado sin necesidad de someterse al veredicto de las urnas. Si no, se lanzará a una apuesta incierta que definiría el destino de su gobierno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *