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De héroe a estorbo y la humillación de Zelenski en Washington

Zelenski llegó a Washington buscando apoyo, pero salió con las manos vacías y la humillación de una encerrona política. EE.UU., que lo armó y lo elevó como héroe, ahora lo presiona para ceder ante Moscú. ¿El fin del respaldo o una jugada para forzar la rendición?

Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, Volodímir Zelenski no estaba solo. O al menos, eso le hicieron creer. Estados Unidos, el Reino Unido y la OTAN lo vistieron de héroe, lo armaron y le prometieron un respaldo inquebrantable. Pero el 2025 trajo una realidad amarga, el dinero se acaba, la paciencia se agota y el apoyo político se desmorona. Ucrania ha pasado de ser el símbolo de la resistencia a convertirse en un problema incómodo para Occidente. La pregunta es, ¿alguna vez estuvo realmente respaldada o solo fue utilizada en un juego de poder?

La estrategia reciclada de EE.UU.: empujar a la guerra, luego retirarse

Estados Unidos tiene un largo historial de intervención indirecta en conflictos que luego abandona cuando deja de ser conveniente. Lo hizo en Afganistán en los 80, cuando financió a los muyahidines para debilitar a la Unión Soviética y después los dejó a su suerte, allanando el camino para el ascenso de los talibanes. En Irak, invadió, derrocó a Sadam Husein y luego abandonó un país en ruinas, dejando un vacío de poder que alimentó el surgimiento del Estado Islámico. Siria corrió la misma suerte; apoyo inicial a los rebeldes, promesas de respaldo, y luego, la retirada cuando el conflicto dejó de ser rentable.

Ahora, Ucrania es la última víctima de este guion repetido. Desde 2022, EE.UU. ha enviado más de 75.000 millones de dólares en ayuda militar y económica, pero con Trump de regreso en la Casa Blanca y un Congreso dominado por republicanos escépticos, el futuro de ese apoyo es incierto. Ucrania pasó de ser una causa unificadora a convertirse en una carga financiera y política. ¿El resultado? Un país devastado que, tarde o temprano, enfrentará la realidad de que el respaldo occidental nunca fue incondicional.

Trump, Zelenski y la encerrona en Washington

La relación entre Zelenski y Trump nunca ha sido buena. Durante su primer mandato, Trump fue acusado de condicionar la ayuda militar a Ucrania a cambio de investigaciones contra Joe Biden. Ahora, con su regreso al poder, la frialdad es aún mayor. Zelenski viajó a Washington con la esperanza de asegurar más fondos, pero se encontró con un Congreso hostil, en especial con los republicanos de la Cámara de Representantes, quienes bloquearon nuevos paquetes de ayuda.

La reunión fue una encerrona. Zelenski esperaba garantías de apoyo, pero lo que recibió fueron exigencias. Trump y su vicepresidente le dejaron claro que, si quería más dinero, tendría que hacer concesiones. ¿Cuáles? Desde permitir mayor injerencia de empresas estadounidenses en la reconstrucción hasta aceptar negociaciones con Moscú en términos desfavorables. Zelenski salió de Washington debilitado y con menos margen de maniobra. Enfrentó una humillación pública y quedó claro que su tiempo como el héroe incuestionable de Occidente había terminado.

La presión sobre Zelenski, ¿rendirse o someterse?

Zelenski se encuentra en una encrucijada. Si acepta las condiciones de Trump, Ucrania perderá soberanía sobre sus recursos y se convertirá en un estado satélite económico de EE.UU. Si resiste, corre el riesgo de perder el respaldo militar y financiero, dejando a su país en una posición aún más vulnerable frente a Rusia. Washington lo está presionando para que acepte una «paz» que no es otra cosa que una rendición parcial, concesiones territoriales a Moscú, apertura económica para empresas estadounidenses y el compromiso de no ingresar a la OTAN. Para Zelenski, esto no es una solución, sino una capitulación.

Rusia y Putin los beneficiados de la incertidumbre

Mientras Occidente duda, Putin avanza. A pesar de las sanciones, Rusia ha logrado mantener su economía gracias a acuerdos energéticos con China, India y otros países que no siguen la línea de EE.UU. Su control interno se ha reforzado, y su popularidad en casa, aunque golpeada, no ha colapsado. Moscú ha aprendido a sortear las sanciones y ha encontrado formas de fortalecer su industria militar. La incertidumbre occidental solo lo beneficia.

En el campo de batalla, Rusia ha logrado consolidar su control en el este de Ucrania y sigue apostando a la estrategia de desgaste. Sabe que, si Occidente reduce su apoyo, Kiev tendrá menos capacidad de resistencia. Y con un Trump en la Casa Blanca, las probabilidades de una solución favorable a Moscú aumentan.

La OTAN y la guerra que justifica su existencia

Antes de la invasión rusa, la OTAN enfrentaba preguntas incómodas sobre su relevancia en un mundo donde la Guerra Fría había quedado atrás. Ahora, gracias a la guerra en Ucrania, la alianza ha recuperado su razón de ser. Finlandia y Suecia han ingresado, Europa ha aumentado su gasto en defensa y la dependencia de EE.UU. se ha reforzado. Para la OTAN, la guerra ha sido una oportunidad para expandirse y consolidar su influencia. Pero, ¿a qué costo para Ucrania?

El fin del juego: ¿qué le queda a Ucrania?

Con el apoyo occidental desmoronándose y la presión aumentando, Ucrania se enfrenta a un futuro incierto. Sus opciones son limitadas:

  • Aceptar la paz en términos desfavorables: Esto implicaría ceder territorio a Rusia y permitir la injerencia económica de EE.UU. y sus empresas en la reconstrucción del país.
  • Seguir resistiendo sin garantías de respaldo: Un escenario arriesgado donde Ucrania podría quedar atrapada en una guerra de desgaste sin suficientes recursos para continuar.
  • Buscar nuevos aliados: Aunque difícil, Ucrania podría intentar reforzar lazos con potencias como China o India, aunque esto requeriría un cambio en su política exterior.

    Zelenski, el hombre que fue presentado como el nuevo Churchill, ahora enfrenta la posibilidad de convertirse en un nuevo Saigón o Kabul: un líder traicionado por aquellos que le prometieron respaldo inquebrantable.

    Un guion repetido con un final anunciado

    La historia de Ucrania en esta guerra no es única. Es la misma historia de muchos países que confiaron en la ayuda de EE.UU. solo para ser abandonados cuando dejó de ser conveniente. Mientras Washington y Moscú juegan su ajedrez geopolítico, Ucrania sangra, sufre y se desmorona. Cuando la guerra deje de ser rentable, Occidente pasará la página, dejando a Kiev como un recordatorio más de que, en la geopolítica, las promesas rara vez son sinceras y las alianzas casi siempre son temporales.

    Y cuando llegue ese momento, cuando los titulares ya no hablen de Ucrania y los líderes occidentales se desentiendan de sus discursos de apoyo, solo quedará una verdad incómoda: Zelenski fue utilizado, su país devastado y su pueblo sacrificado en un tablero donde nunca tuvo el control.

    Consejo Editorial InfoR

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